arija juan-carlos-necropolis
fotografía

Necrópolis.

Proyecto
Necrópolis
Autor
Juan Carlos Quindós de la Fuente.
Lugar
Sala Cero del Museo Patio Herreriano de Valladolid. Mayo-julio de 2018.
Realización
Fundación Municipal de Cultura de Valladolid.
Museo Patio Herreriano de Valladolid.
Enlaces
Necrópolis

Necrópolis es un trabajo post-fotográfico que parte de imágenes realizadas en en una urbanización «fantasma» en la playa Mallorquina de Es Trenc, paralizada por ecologistas durante veinte años. La fuerza icónica y primitiva de estos bloques de cemento me sugirieron la posibilidad irónica de crear una falsa necrópolis megalítica a modo de gran colofón fatuo al desarrollo insostenible que nos ha llevado al punto actual.

El monumento funerario no tiene función, es puro símbolo y contradicción semántica: aloja a nuestros muertos pero a quien sirve es a los vivos. En esta Necrópolis se entierra nuestro cuerpo social anestesiado, listo para celebrar las pompas fúnebres y nuestras prisas por arrasar la costa mediterránea. Pensábamos en el turismo como la última esperanza económica y no como nuestro último clavo del ataúd. Mientras haya costa hay esperanza. Si el grito revolucionario era “debajo de los adoquines está la playa”, el nuestro podría ser el inverso: «plantemos adoquines encima de las playas».

Este falso documental acabamos con una colección de arquitecturas imaginadas propias de una vanguardia distópica y extemporánea que referencia el vasto patrimonio megalítico circundante o se adentra en escenografías de índole puramente surrealista, conformando un gran parque temático a la impostura, una necrópolis inventada.

Pero la realidad es siempre es más surrealista y loca que la ficción, y esa labor de «demolición» que me propuse hace años, había sido finalmente llevada a cabo (sin yo saberlo) en 2013 con la paradójica circunstancia de que los restos de la demolición fueron enterrados «in situ» aprovechando los propios sótanos (¿hipogeos?) y cubiertos de tierra. La realidad en ese momento se transformó en una metáfora del proyecto plástico, un homenaje involuntario de justicia poética y macabra.

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